Abstract:
Las “inscripciones psíquicas” o “huellas” que forman nuestro psiquismo, inician en la primera infancia y se conforman de manera primordial a través de “melodías”, “canciones”, “miradas”, entre otras, que provienen del mundo del adulto. Al igual que las huellas de nuestros pies en la playa que dejan “marcas” en la arena, del mismo modo, los adultos dejan trazos que son enigmáticos en el psiquismo del niño, ese conjunto de huellas se unirán en trazos armando una trama de su propio ser. En este sentido, las “marcas” o trazos psíquicos aparecen en relación con “otros”, estos “otros” en el caso de un bebé son sus padres o quienes ejercen la función materna y paterna. Ahora bien, nos preguntamos ¿qué sucede con esas “marcas” en la etapa escolar? y ¿quiénes son esos “otros”? A partir de una investigación realizada sobre el uso de la tecnología en escuelas fiscales en el Ecuador, se ha podido inferir cómo “algo” de esas marcas primordiales se “re-escriben” entre los niños de un mismo salón o al salir al recreo. Se observaron arduas discusiones entre los niños, alrededor de temas como la vida, la muerte, la sexualidad y la agresión, identificando como los estos piensan y construyen sus procesos de identidad a partir de sus pares; con el objetivo de reflexionar, en torno a las re-escrituras de las primeras huellas que aparecen en aulas de clase. Este lazo social, construido entre los niños, se convierte en un tejido colectivo que sostiene el aprendizaje. Los dibujos y viñetas que se incluyen en este artículo, han sido parte de una investigación sobre el uso de las tecnologías y mediación digital, misma que está permeada por este lazo y en las re-escrituras particulares.