Abstract:
Revisando el origen de la actual pandemia que afecta al mundo, la presencia de la COVID 19, no es extraño encontrarlo en la forma que las personas actualmente se alimentan. La comida actual demanda procesos intensivos de producción, con domesticación, cautiverio y hacinamiento de especies animales para el consumo humano. Estos mecanismos de hacinamiento generan condiciones favorables para la presencia de patógenos virales, bacterias y el aparecimiento de infecciones fúngicas que desencadenan el uso masivo de fármacos, especialmente antimicrobianos. Esta forma de producir comida, justificado por un incremento de la demanda de proteína animal, requiere el uso indiscriminado de medicamentos, condición que genera la presencia de cepas resistentes y la mutación de gérmenes que suelen manifestarse como más agresivas y virulentas. En los últimos 40 años, la humanidad recibió sacudidas importantes con epidemias como la gripe aviar, la influenza A, conocida como “gripe porcina” H1N1, la encefalopatía espongiforme bovina, llamada popularmente como la enfermedad de las vacas locas, fueron eventos de alerta que daban cuenta de la forma en que se estaba produciendo la comida y que estos mecanismos antinaturales de crianza, generaban enfermedad en los animales y transmisión hacia el ser humano. Un antecedente más cercano, son los virus de la familia de los coronavirus ARN que circulan entre aves y mamíferos, que dieron lugar al síndrome respiratorio agudo severo SARS y al síndrome respiratorio del Medio Oriente MERS.