Abstract:
En Ecuador la matriz energética ha estado estrechamente vinculada al modelo productivo dependiente del petróleo. A partir de la bonanza generada por el incremento de los precios del petróleo en la década de los setenta, y bajo el marco de las políticas de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), se diseñaron los primeros proyectos de infraestructura energética a gran escala financiados por los ingresos extraordinarios percibidos por el Estado a través de la renta petrolera. Es en este contexto que se introdujeron los subsidios para abastecer la demanda creciente de combustibles del transporte militar, público y privado; así como para incentivar el reemplazo de la leña y el kerosene por otros bienes energéticos (gas licuado de petróleo, electricidad) entre la población en condición de pobreza, aumentando así su consumo progresivo durante el proceso de modernización impulsado por el Estado. En este proceso las políticas estatales también terminaron incentivando la concentración de los subsidios de los combustibles en la producción termoeléctrica (Purcell & Martínez, 2018)(Gould, y otros, 2018).