Abstract:
Todos, cuando niños, con nuestras abuelitas o madres, alguna vez tuvimos la oportunidad de ayudarles a desenredar una madeja de lana, para, en un par de meses, poder ver tejida una bufanda o un saco… cada vuelta del hilo de lana, cada nudo, cuenta.
Ojos en la Casa de Meche nace a partir del proceso de construcción de la casa de Meche que desarrollamos en Ensusitio, oficina de arquitectura formada por Mtr Arq. Enrique Villacís, docente por más de quince años de la FADA-PUCE, siete de los cuales ha dictado el taller de diseño arquitectónico de vida real Con Lo Que Hay; y las arquitectas Lorena Rodríguez y Cynthia Ayarza, todas ex alumnos de la FADA-PUCE. Este libro nace del análisis y la distancia a la reconstrucción inmediata sucedida a partir del terremoto del 16 de Abril de 2016, junto a un socio estratégico: la empresa privada Pacari Chocolates, empresa de chocolate orgánico fundada por Carla Barbotó y Santiago Peralta, trabaja en conjunto con cada persona involucrada en todos sus procesos, innovación constante, responsabilidad social, sostenibilidad y el comercio directo con los agricultores de pequeña escala siempre buscando los mejores ingredientes producidos en Ecuador.
Nuestro criterio como arquitectos post terremoto fue cauto. Esperamos hasta después de los rescates y evaluaciones para poder analizar y estudiar cómo se puede aportar responsablemente desde nuestra trinchera. Cualquier acción prematura podría resultar, como resultó en muchos casos, en tener “entusiastas” damnificados. Sin embargo, al segundo día, Pacari organizó una campaña de entrega de filtros de agua a los cacaoteros de la zona afectada, un proceso que ya tenía encaminado desde antes del terremoto, pero dadas las circunstancias, se hizo emergente y se lo amplió a los sectores más afectados del sector a donde no llegaba aún la ayuda. A partir del trabajo que realizamos con Pacari en la Cabaña del Cacao en Santa Rita, nos contactan para liderar un equipo de voluntarios para distribuir estos filtros. Empezamos con capacitación del uso de los filtros que Waterbearers distribuye para así poder compartir este conocimiento, instalar y poder evaluar su necesidad. También contamos con la inducción psicológica antes de ir a la zona de desastre. Al cuarto día del terremoto ya nos encontrábamos en territorio. El primer recorrido de dos días por la zona de Chone, lo hicimos junto a los Cacaoteros. Tuvimos la oportunidad de distribuir más filtros que recogimos en Bahía de Caráquez, y así regresar por la costa desde Bahía hasta Pedernales entregando filtros en campamentos organizados y en algunos casos cocinas comunales. Este primer recorrido desemboca en una breve evaluación de los problemas constructivos que causaron el desplome de edificaciones y breves asesorías in-situ de las áreas donde difícilmente llegaría apoyo del gobierno.
Una segunda jornada la realizamos al mes del terremoto en el área del cantón Atacames y del cantón Muisne con los cacaoteros de las asociaciones de APROCA y APROCAM. Dos días de recorrido tierra adentro. El último recorrido lo realizamos con el administrador de APROCAM, Don Olmedito, con quien recorrimos el área del cantón Muisne llegando al recinto de 10 de Agosto en Pedro Carbo, Esmeraldas, donde nos encontramos con un campamento improvisado. Aquí conocimos a Meche, sus hijas y nietos y el lugar donde estuvo su vivienda.
Un descubrimiento importante que hicimos fue que en las zonas urbanas el apoyo gubernamental y privado estaba llegando y en las zonas rurales los pobladores estaban de alguna manera preparados para mantener sus viviendas, puesto que en el campo la reconstrucción y ampliación es constante. Sin embargo, el sector suburbano, adyacente a las ciudades, ni urbano ni rural, era el más desfavorecido por su informalidad y dependencia con la ciudad y en muchos de los casos el escaso conocimiento sobre construcción; este era el caso de Pedro Carbo.
Realizados los recorridos, entrega de filtros y diagnósticos preliminares, en reunión con Chocolates Pacari, Carla, Santiago, propietarios y Gabriela, encargada de proyectos, se enfatizó que cualquier intervención que se hiciera debería ser de bien común, es decir formativo: en forma de Taller de Buenas Practicas en la Construcción y que sea un ejemplo accesible a la mayor cantidad de personas posible. El taller podía ser a partir de la construcción de un puente, una casa comunal o una vivienda. En el sector recorrido las áreas comunales no necesitaban un trabajo de reconstrucción, el caso del puente era un servicio muy particular y de poca enseñanza comunitaria. Se evaluó junto con Pacari y los dirigentes cacaoteros cuál sería el caso de vivienda más adecuado. De esta manera, en conjunto, se escogió a Meche, madre soltera de cinco hijas y dos nietos que perdió su vivienda y negocio de peluquería en el terremoto y, producto de esto, una de sus hijas se encontraba en un lugar de acogida de Quito hasta que Meche demostrara que tenía un lugar seguro donde vivir. Su terreno está ubicado cerca del Centro de Acopio de APROCAM, lugar de reunión periódica, accesible desde la vía principal entre Muisne y Chamanga, Además, Meche estaba dispuesta a que su casa sea un modelo y un proceso con su barrio, los socios cacaoteros y los que desearan compartir con compromiso.
Durante todo el proceso se tuvo claro que no se iniciaría sin un capital seguro de arranque. Meche tendría que invertir, la mano de obra sería principalmente en mingas, se trabajaría con los materiales que estén a mano y se buscaría fondos por medio de crowd-funding.
Paralelamente, en reuniones recogimos las inquietudes de los cacaoteros con respecto a las fallas que tuvieron sus casas y de lo que observamos en los recorridos. De esta forma se fue conformando el pensum y se fue consolidando el taller.
Después de dos meses de diagnóstico y seis meses de preparación, finalmente inició el Taller de buenas prácticas constructivas, con los fondos recaudados por Pacari y con el apoyo de Fundación COPADE gracias a una cata solidaria con Chocolates Pacari en España. Meche inició los trabajos con la venta de sus animalitos con los que hizo el cimiento en hormigón y empezó la cosecha de caña y madera de los talleristas y vecinos.
Con todo el proceso de constante aprendizaje de lado y lado, y después de siete meses de construcción, fue un gran logro terminar la casa con Meche, toda la comunidad involucrada y doce talleristas que fueron certificados por la PUCE. Siempre nos mantuvimos publicando los avances en redes sociales, así descubrimos la necesidad de compartir esta experiencia a diferentes niveles y además buscar retroalimentación, saliendo de la zona de confort y realmente evaluar el proceso. Tratar de llegar a la mayor cantidad de personas de diferentes disciplinas y realidades dentro y fuera del país con un proceso de seguimiento, análisis y evaluación.
Así, Ojos en la Casa de Meche es una evaluación crítica del proceso de diagnóstico, diseño, construcción y seguimiento de la casa de Meche. Lo importante no es la construcción de la casa, sino los factores que se van sumando y van complementando el proceso. Si bien es una publicación que difunde el proyecto-proceso, no lo hace desde la perspectiva del reconocimiento, sino más bien del análisis crítico multidisciplinar. De primera mano vemos que es una experiencia enriquecedora y productiva pero ¿cómo ser objetivos en la evaluación? Invitando a puntos de vista ajenos al proceso, a especialistas dentro y fuera del área de arquitectura y construcción; además fuera de nuestro círculo de amistad. Que cada uno escriba dentro de su área de experticia en base al proceso del proyecto de La Casa de Meche, evaluar y entender a través de ojos externos.
A cada invitado se le expuso el proyecto y se les facilitó la información del proceso de la casa. Se generaron parámetros base de formato y extensión. Sin embargo, al trabajar todos de manera independiente y debido a la variedad de enfoques, no se mantiene un formato específico y las extensiones varían permitiendo al autor expresarse libremente.
A partir de las temáticas sugeridas, cada autor dentro de su experticia fue encaminando su artículo según sus criterios hacia la casa y su entorno. Nos fuimos instruyendo sobre nuevas temáticas y entendiendo los resultados obtenidos, a veces un artículo científico, a veces un ensayo o una crítica. Cada artículo puede existir independientemente, pero el conjunto da una visión complementaria. En algunos casos los artículos han evolucionado hacia publicaciones en conferencias internacionales. Desde el mismo transcurrir de la producción de Ojos en la Casa de Meche hemos logrado exponer más al proceso, entender aciertos y errores, y evidenciar sistemas alternativos de construcción en casos de crisis mucho más allá del oficio de la construcción en sí misma. Los distintos puntos de vista de los autores a partir de la crítica y ojos frescos enriquecen los procesos y esperamos, a partir de este caso, en un futuro tener todas las mejores herramientas para afrontar las crisis.
Esperamos que este tejido no termine sino más bien crezca y se enriquezca con las puntadas de todos y llegado el caso nos abrigue, proteja o nos sirva para anudar más tejidos.