Abstract:
El multilateralismo funciona a partir de la idea de concertación política y normativa entre los miembros de una Organización supranacional en aras de dar respuestas colectivas y democráticas a problemas comunes; para ello algunas políticas válidas en el contexto multilateral son: la inclusión, complementariedad, previsibilidad, organización y responsabilidad; así también, entre las herramientas se destaca el establecimiento de reglas claras, principalmente en lo referente al manejo de información; lo cual involucra espacios de diálogo, selectividad, priorización, esquemas de seguimiento y monitoreo de los compromisos adquiridos, entre otros. No obstante, esta construcción está permeada de inconvenientes que giran en torno a la legitimidad, las trabas burocráticas y la pugna por el poder. Estas mismas características se reproducen en los Organismos Multilaterales Regionales como la UNASUR, iniciativa que responde a la intención de insertarse en el escenario internacional y proyectar su poder desde una plataforma permanente alejada del dominio estadounidense.
Actualmente en el multilateralismo persiste todo tipo de cuestionamientos; no obstante, continúa posicionado como un proceso en permanente redefinición debido a que la lógica de interdependencia que permite enfrentar los desafíos globales de manera consensuada se convierte en una condición vital para su resolución y la propia subsistencia en la arena mundial sin caer en una práctica multipolar de distribución de poder.