En agosto, el ministro del Interior hizo los primeros anuncios sobre los cambios que experimentará el sistema de educación y capacitación policial en el Ecuador. El proceso incluye elevar la carrera policial al rango de la educación superior de tercero y cuarto nivel, en el caso de la oficialidad, y a técnico superior en el caso de los cuerpos policiales. A propósito del tema, este número del Boletín Democracia, Seguridad y Defensa, aborda diversos aspectos de la cuestión desde el punto de vista de la experiencia personal de quienes han vivido en carne propia los avatares de la formación policial y tienen algo o mucho que decir en beneficio de los que están interesados en este emprendimiento. En América Latina, salvo algunos países como Argentina y Chile, la educación policial ha sido en general extremadamente deficiente en todos los rangos. Poco se ha hecho por estudiar las experiencias positivas que ya existen –tanto en doctrina como en procedimientos- en otras latitudes y desde hace algún tiempo, sin copiarlos literalmente por supuesto, sino para extraer lecciones poniendo a prueba las capacidades nacionales para adaptarlas a nuestra realidad.