Uno de los problemas que arrastran las sociedades y los estados latinoamericanos ha sido la evidente dislocación entre las estructuras normativas puramente formales y las prácticas sociales, institucionales y políticas; entre los conceptos y la realidad; entre los discursos y las acciones. Esto puede explicar la permanente inestabilidad de la región que observamos hasta hoy, según Peter Walkman, sociólogo alemán, autor de un importante libro titulado: "El Estado Anómico; Derecho, Seguridad Pública y Vida Cotidiana en América Latina". Es por eso que en estas sociedades, el Estado, la Constitución, las instituciones en general, representan un orden puramente formal, mientras que la vida real de las personas y los grupos sociales, sus conflictos y oposiciones, transitan inmersos en un sistema paralelo de relaciones donde lo que realmente manda son las negociaciones y los acomodos del poder, las transacciones por debajo de la mesa. Esto viene a propósito de los acontecimientos ocurridos en Ecuador en torno al proceso de reestructuración de las Fuerzas Armadas y del nuevo Libro Blanco de Defensa, emprendidos por el Ministerio de Defensa, bajo cuya convocatoria se realizó una profusa actividad, durante los meses de noviembre y diciembre de 2005, para discutir los nuevos lineamientos de la mencionada modernización militar; entre ellos, la renovación de sus normativas básicas: Ley Orgánica y Ley de Personal. Participaron como invitados una apreciable nómina de connotados expertos latinoamericanos, además de una delegación de militares españoles que se empeñaron en demostrar los avances de su país en materias de organización militar moderna; doctrinas militares adecuadas al mundo globalizado y complejo; nuevos conceptos sobre la dirección y supremacía de la política civil en la conducción de Fuerzas Armadas renovadas, competentes, subordinadas al poder civil, esto es, profesionales.