A fines de octubre, los militares presentaron al Congreso su nuevo Proyecto de "Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas". La prensa recogió el hecho de la visita personal que hiciera el titular de la defensa a la Comisión de Asuntos Constitucionales. El acto fue precedido de algunos tanteos de la cúpula militar al Congreso: una corta serie de reuniones con los diputados de la Comisión de lo Civil y Penal en la que se planteó la necesidad de analizar conjuntamente aspectos del estatuto constitucional de FFAA, así como los varios proyectos de reforma que descansan en el Congreso con autoría de diversos diputados sobre temas como unidad jurisdiccional, conscripción, y Ley Orgánica de FFAA, sobre la cual ya existe el proyecto del diputado Ramiro Rivera desde marzo del año pasado. El intento de reflexión conjunta fracasó y se dejó entrever que los militares ya tenían sus propias propuestas de reforma, elaboradas por los asesores jurídicos de las fuerzas (Marina, Aviación y Terrestre) lo que no quiere decir precisamente por el Ministerio de Defensa Nacional. Dadas las cosas, pocas ganas tenían de tomar en cuenta los proyectos "civiles". El tema cobró vigor con el cambio de titular del Ministerio de Defensa. El nuevo Ministro sorpresivamente organizó un conjunto de Seminarios no solo para posicionar la propuesta militar de Ley Orgánica, sino también para hacer una segunda edición del Libro Blanco de la Defensa (la primera salió a la luz el 15 de octubre de 2003, luego de tres meses de deliberaciones). Ninguno de los seminarios públicos analizó los aspectos claves incluidos en el Proyecto Militar de Ley Orgánica. Pero pese a que los temas giraron en torno a tópicos generales, los participantes civiles no dejaron de apuntar la necesidad de que los militares se sometan a la autoridad civil. El contraste entre el discurso verbal, utilizado a través de la prensa por el Ministro de Defensa (en el que se ofrece una reforma profunda) y el sentido jurídico y político de los textos incluidos en los documentos de la "reforma" (que revelan más un intento de mantener las cosas, aprovechando la candidez de los ecuatorianos en estos temas), hacen necesario un análisis sistemático de esos textos.