Abstract:
En la sociedad actual en la que todo es pasajero y relativo, el reflejo eclesial de juzgar el presente a partir de la verdad de la fe, que ha llegado a nosotros a través de la tradición y de su principio dogmático, no solamente es incomprendido sino seriamente cuestionado. Es necesario entonces refl exionar sobre por qué existe una dimensión dogmática en el cristianismo y mostrar con claridad su relación con el Evangelio que es Jesús, para los hombres de todos los tiempos y lugares. Ante el rechazo a la subjetividad doctrinal que domina la fe cristiana y ante el peligro permanente que ésta tiene de cosifi carse en vacías fórmulas doctrinales, es preciso insistir en que el objeto de fe del cristianismo no es una lista determinada de premisas lógicas, sino la misma persona de Jesucristo. Es de Aquel que ha sido reconocido en la fe como Cristo y Señor, único Evangelio de la Misericordia del Padre, acontecimiento salvífi co absoluto, de quien quieren dar testimonio los dogmas. El dogma encuentra su razón de ser en la dependencia esencial a la persona concreta de Jesucristo como verdad que libera, como camino en el tiempo hacia un Dios siempre nuevo.