Abstract:
Quiero proponerles un experimento. Hagamos una semblanza de don Quijote y Sancho, pero despojando sus figuras de todo elemento previo. Abramos el Quijote sin saber nada, sin haberlo leído nunca: divirtiéndonos tan solo. Y, claro, el protagonista se impone de inmediato; ese vender las fanegas de tierra para comprar volúmenes de caballería, el mismo rumiar, día y noche, sobre las aventuras de sus libros: eso es algo que se sale de las normas, un dominio propio levantado a fuerza de energía tenaz, constructora. Así es como se hizo la tercera de Brahms; de esta forma le veo a Menuhin, mientras escribo modestamente aburridas líneas, tocando con cara impasible el concierto beethoveniano de violín (toda la expresividad transferida en la música).