Abstract:
El cambio climático es un reto global que no respeta las fronteras nacionales y la energía es uno de los principales factores que contribuyen al mismo, ya que representa alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero1. En este contexto, para fortalecer la respuesta global a esta amenaza, los países adoptaron el Acuerdo de París en la COP21, en coincidencia con la Agenda de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible, con escenarios de medio-largo plazo y objetivos a 2030 y 2050. A fin de evitar un incremento de la temperatura mundial respecto a la época preindustrial por encima de los 2ºC -que ya no aparece como una amenaza en un horizonte lejano- pues presenta un avance cada vez más rápido, se requiere una transición energética que evolucione hacia una economía descarbonizada y sostenible. Así, en el siglo XXI, se torna evidente la necesidad de una transición hacia nuevas fuentes de energía.