Abstract:
A partir de la reflexión sobre los alcances de un naciente pensamiento intercultural sobre las artes, esta contribución explora las bases filosóficas, epistemológicas y semióticas para sembrar un pensamiento artístico sobre la interculturalidad que nos lleve de un proyecto intercultural a uno intervital. Con este fin empieza por desmontar los mecanismos de representación y explora la potencialidad de otras modalidades no-representativas del lenguaje para desnaturalizar el orden establecido por el reparto de lo sensible. Plantea el espacio educativo como el lugar privilegiado para llevar adelante el proyecto de interculturalizar la sociedad mediante su apertura a nuevos sujetos como requisito previo de cualquier pluralismo epistémico y semiótico. Para ello, el espacio educativo ha de construir una continuidad entre el mundo de la sociedad y el mundo de la naturaleza mediante la pedagogización de la praxis social y del territorio como matriz de significado. Si el concepto de territorio ofrece la matriz para pensar el arraigo sensorial que se requiere para superar la modalidad representativa de los lenguajes, plantea al mismo tiempo el desafío de crear territorios interculturales basados en una ecología de prácticas y una cosmopolítica que desafíen el sentido común al agenciar a nuevos sujetos hasta ahora invisibilizados por el reparto de lo sensible, que es ante todo un reparto biopolítico. Con estos nuevos sujetos es preciso relacionarnos en un polílogo radical que utilice otros lenguajes y modalidades semióticas, sobre todo de base sensorial, cinestésica, multimodal y ritual, como aquellos que nos ofrecen las artes como modelo.